miércoles, 9 de abril de 2008

Lo que creemos, creamos...


Lo que creemos, creamos


"Hace mucho hice un curso pero no me acuerdo nada..."
"Sé sólo lo del secundario..."
"Entiendo lo que leo pero no me largo a hablar..."
"Cuando me hablan en Inglés me pongo nervioso y me cierro..."
"El problema es que no me gusta..."
"Me inhibo..."
"No puedo..."



¿Te suena alguna de estas cosas? ¿Alguna vez las dijiste? ¿Te sentís identificado?

Es muy común que alguna gente crea que el aprendizaje de un idioma es difícil, especialmente si alguna vez tuvieron alguna experiencia no muy exitosa. Sin embargo, una experiencia pasada es solamente eso: una experiencia PASADA. Si alguna vez intentaste aprender y no pudiste, eso no significa que no puedas ahora. Quizás en aquel momento no tenías realmente ganas de aprender, o no era la metodología que necesitabas, no diste con el profesor adecuado, o no tenías una motivación lo suficientemente fuerte que te impulsara a continuar.

Quienes realmente aprenden un idioma saben que lo más importante para conseguir hacerlo es la actitud que adoptan y su nivel de compromiso con los objetivos que establecen. Si realmente querés hablar fluidamente, tomá tu curso con dedicación y responsabilidad. La elección de profesor, sistema, horario, material y lugar es muy importante, pero es mucho más importante que tomes la decisión de que esta vez sí, esta vez vas a aprender.


Laura Szmuch

Motivos para adquirir un idioma extranjero


Hay muchos motivos por los cuales podemos decidir adquirir un idioma extranjero. Y son tan diversos que sería muy difícil nombrarlos a todos.
En el caso particular del idioma Inglés, podríamos decir que se trata de una necesidad. Hay quienes aman el idioma y están naturalmente motivados a aprenderlo, y otros que lo “padecen”. Si bien todos somos conscientes de la importancia de ser bilingües en estos días, no todo el mundo está convencido de realmente tener ganas de ponerse a estudiarlo.
La decisión de manejar un idioma trae aparejado un cambio importante y significativo en nuestras vidas. El aprendizaje no es una actividad limitada a las dos o tres horas semanales de clase, sino que implica pensar, leer, hablar y escuchar el idioma en todas las oportunidades posibles. El idioma Inglés en este momento tiene poco que ver con lo académico (a no ser que sea ese el enfoque que queramos darle), sino con lo práctico.
Hoy en día, con la revolución en información a través de Internet, material impreso proveniente de otros países, teleconferencias internacionales, etc, es casi imprescindible tener el idioma, ya que es la linguafranca con la cual se comunica todo el mundo.

Lo ideal es comenzar en la infancia, ya que a esa edad la adquisición se puede lograr en forma completamente natural. Sin embargo, debemos tener mucho cuidado con la forma en que los chicos aprenden y el apoyo y mensajes que les enviamos como padres, ya que eso va a determinar en gran parte la actitud que los chicos tengan hacia el idioma y hacia el aprendizaje en general en el futuro.
Por supuesto, si no comenzamos de pequeños, siempre estamos a tiempo, siempre es posible. La adquisición del idioma Inglés es una de las inversiones (de tiempo y/o dinero) más importantes que podemos realizar, ya que siempre da frutos. Ya sea la posibilidad de conseguir un mejor puesto de trabajo, de disfrutar más un viaje, de tener más acceso a información o de sentirse y saberse mejor capacitado, los beneficios siempre superan el esfuerzo y tiempo que le hayamos dedicado.

Por eso siempre es importante hacerlo, o darle la posibilidad a nuestros hijos de tener más puertas abiertas, en un mundo que cambia constantemente y en donde debemos ser flexibles y adaptarnos para tener más oportunidades. Cuanto más preparados estemos, más fuertes vamos a encontrarnos para manejar las crisis.

La educación es siempre el mejor regalo que podemos hacernos y el más poderoso legado hacia nuestros chicos.

Adaptado del libro "Aprendiendo inglés y disfrutando el proceso" de Laura Szmuch